La obra artística
de Posada permite apreciar el gran ingenio y la creatividad plasmada en sus
diferentes estilos, se puede distinguir que su trazo era según el mensaje que
deseaba transmitir. Por sus temáticas empleadas es considerado un artista
popular, proveniente del pueblo, tal vez fue lo que le facilitó describir con
originalidad el espíritu del pueblo mexicano y las características de su
sociedad en crisis.
En 1852 una ola de
epidemia y hambruna agobiaban a la población de Aguascalientes, aunado a ello
el país sufría las convulsiones de las luchas por el poder, producto de la
guerra de Reforma; en el barrio de San Marcos de la ciudad de Aguascalientes un
panadero llamado Germán Posada Serna y su esposa Petra Aguilar Portillo, dieron
a luz a José Guadalupe el día 02 de febrero, uno de sus seis hijos.
Por el año 1968,
después de aprender a leer y escribir con su hermano José Cirilo, José
Guadalupe ingresó a la Academia Municipal de Dibujo de Aguascalientes y al
taller litográfico de José Trinidad Pedroza.
En estos primeros
años de aprendizaje, manifestó una facilidad innata para la caricatura, de tal
modo que su mentor logró introducirle en el mundo del periodismo y de la prensa
gráfica como dibujante, y logró publicar sus primeras viñetas en el periódico El Jicote
(1871) cuando acababa de cumplir los 19 años.
En 1872, Posada y
Pedroza deciden instalarse en León, Guanajuato, donde se dedicaron a la
litografía comercial. Posada abrió su propio taller y trabajó como maestro de
litografía en la Escuela de Instrucción Secundaria.
Las graves
inundaciones que asolaron León le obligaron a trasladarse a la Ciudad de México
en 1988, donde le hicieron rápidamente ofertas para trabajar en distintas empresas
editoriales, entre ellas la de Irineo Paz, abuelo de Octavio Paz. Elaboró
cientos de grabados para numerosos periódicos: La Patria Ilustrada, Revista de México,
El Ahuizote,
Nuevo Siglo,
Gil Blas,
El Hijo del
Ahuizote, etcétera.
Su nombre cobró
una fama inesperada y su cotización se disparó, alcanzando cimas que pocos
meses antes le habrían parecido inimaginables. Esta repentina bonanza económica
le permitió abordar una serie de experimentos gráficos que culminaron con la
exitosa utilización de planchas de zinc, plomo o acero en sus grabados. Empezó
a trabajar con Antonia Vanegas Arroyo y luego pudo establecer su propio taller
litográfico.
A partir de
entonces Posada emprendió un trabajo que le valió la aceptación y admiración
popular, por su sentido del humor, propensión a lo dramático y calidad plástica.
Las sátiras de los políticos más influyentes de la época le costaron la cárcel
en más de una ocasión. El gran número de encargos que se amontonaban en su
taller le obligó a crear una técnica nueva, el grabado al ácido en relieve,
mucho más rápida.
Gran dibujante,
trabajador incansable y un gran técnico del grabado, Posada murió tan pobre
como había nacido en la Ciudad de México, el 20 de enero de 1913. Sus restos,
que nadie reclamó, fueron sepultados en una fosa común.
José Guadalupe
Posada es considerado como un precursor del movimiento nacionalista en las
artes plásticas por algunos de quienes lo protagonizaron: José Clemente Orozco,
Diego Rivera, Francisco Díaz de León y Leopoldo Méndez.
Su extensa
producción gráfica es estimada en más de 20 mil grabados, realizados en
litografía o planchas de metal. Sus obras las conservan, entre otras
instituciones, el Instituto Nacional de Bellas Artes, el Museo José Guadalupe
Posada en la capital de Aguascalientes, además de colecciones particulares.
LA CATRINA
José Guadalupe
Posada fue capaz de dejar un retrato fidedigno de un cambio de siglo y de un
cambio cultural, sin proponérselo, se convirtió en uno de los iconos del
nacionalismo cultural y nos legó, también uno de los símbolos mexicanos: La
Catrina.
La Catrina recibió su nombre del muralista
mexicano Diego Rivera, quien la pintó en el mural llamado “Sueño de una tarde
dominical” paseando por la Alameda con él, Frida Kahlo y Posada. “La Calavera
Garbancera”, su nombre original, hacía alusión a las vendedoras de garbanza
que, siendo indígenas, pretendían ser europeas. En los tiempos del Porfiriato,
parecer europeo era una aspiración común. De ahí que la calavera esté desnuda, “en
los huesos”, pero, eso sí, con un sombrero muy extravagante sobre la cabeza.
Además de retratar con ironía la desigualdad
social, La Catrina de Posada se mofa de la muerte. El grabado metálico original
se encuentra exhibido en el Museo Guadalupe Posada.
"La muerte, es democrática, ya que a fin de
cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo
calavera". J.G.Posada
Fuentes:
http://redescolar.ilce.edu.mx/ http://www.aguascalientes.gob.mx/ http://www.conaculta.gob.mx/ http://graficainteligente.blogspot.mx/
Texto publicado en la revista Cableguía, Año 7 No.82, Octubre 2012.
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