24.10.12

José Guadalupe Posada y la Catrina




La obra artística de Posada permite apreciar el gran ingenio y la creatividad plasmada en sus diferentes estilos, se puede distinguir que su trazo era según el mensaje que deseaba transmitir. Por sus temáticas empleadas es considerado un artista popular, proveniente del pueblo, tal vez fue lo que le facilitó describir con originalidad el espíritu del pueblo mexicano y las características de su sociedad en crisis.


En 1852 una ola de epidemia y hambruna agobiaban a la población de Aguascalientes, aunado a ello el país sufría las convulsiones de las luchas por el poder, producto de la guerra de Reforma; en el barrio de San Marcos de la ciudad de Aguascalientes un panadero llamado Germán Posada Serna y su esposa Petra Aguilar Portillo, dieron a luz a José Guadalupe el día 02 de febrero, uno de sus seis hijos.

Por el año 1968, después de aprender a leer y escribir con su hermano José Cirilo, José Guadalupe ingresó a la Academia Municipal de Dibujo de Aguascalientes y al taller litográfico de José Trinidad Pedroza.

En estos primeros años de aprendizaje, manifestó una facilidad innata para la caricatura, de tal modo que su mentor logró introducirle en el mundo del periodismo y de la prensa gráfica como dibujante, y logró publicar sus primeras viñetas en el periódico El Jicote (1871) cuando acababa de cumplir los 19 años.

En 1872, Posada y Pedroza deciden instalarse en León, Guanajuato, donde se dedicaron a la litografía comercial. Posada abrió su propio taller y trabajó como maestro de litografía en la Escuela de Instrucción Secundaria.

Las graves inundaciones que asolaron León le obligaron a trasladarse a la Ciudad de México en 1988, donde le hicieron rápidamente ofertas para trabajar en distintas empresas editoriales, entre ellas la de Irineo Paz, abuelo de Octavio Paz. Elaboró cientos de grabados para numerosos periódicos: La Patria Ilustrada, Revista de México, El Ahuizote, Nuevo Siglo, Gil Blas, El Hijo del Ahuizote, etcétera.

Su nombre cobró una fama inesperada y su cotización se disparó, alcanzando cimas que pocos meses antes le habrían parecido inimaginables. Esta repentina bonanza económica le permitió abordar una serie de experimentos gráficos que culminaron con la exitosa utilización de planchas de zinc, plomo o acero en sus grabados. Empezó a trabajar con Antonia Vanegas Arroyo y luego pudo establecer su propio taller litográfico.

A partir de entonces Posada emprendió un trabajo que le valió la aceptación y admiración popular, por su sentido del humor, propensión a lo dramático y calidad plástica. Las sátiras de los políticos más influyentes de la época le costaron la cárcel en más de una ocasión. El gran número de encargos que se amontonaban en su taller le obligó a crear una técnica nueva, el grabado al ácido en relieve, mucho más rápida.

Gran dibujante, trabajador incansable y un gran técnico del grabado, Posada murió tan pobre como había nacido en la Ciudad de México, el 20 de enero de 1913. Sus restos, que nadie reclamó, fueron sepultados en una fosa común.

José Guadalupe Posada es considerado como un precursor del movimiento nacionalista en las artes plásticas por algunos de quienes lo protagonizaron: José Clemente Orozco, Diego Rivera, Francisco Díaz de León y Leopoldo Méndez.

Su extensa producción gráfica es estimada en más de 20 mil grabados, realizados en litografía o planchas de metal. Sus obras las conservan, entre otras instituciones, el Instituto Nacional de Bellas Artes, el Museo José Guadalupe Posada en la capital de Aguascalientes, además de colecciones particulares.




LA CATRINA

José Guadalupe Posada fue capaz de dejar un retrato fidedigno de un cambio de siglo y de un cambio cultural, sin proponérselo, se convirtió en uno de los iconos del nacionalismo cultural y nos legó, también uno de los símbolos mexicanos: La Catrina.

La Catrina recibió su nombre del muralista mexicano Diego Rivera, quien la pintó en el mural llamado “Sueño de una tarde dominical” paseando por la Alameda con él, Frida Kahlo y Posada. “La Calavera Garbancera”, su nombre original, hacía alusión a las vendedoras de garbanza que, siendo indígenas, pretendían ser europeas. En los tiempos del Porfiriato, parecer europeo era una aspiración común. De ahí que la calavera esté desnuda, “en los huesos”, pero, eso sí, con un sombrero muy extravagante sobre la cabeza.

Además de retratar con ironía la desigualdad social, La Catrina de Posada se mofa de la muerte. El grabado metálico original se encuentra exhibido en el Museo Guadalupe Posada.





"La muerte, es democrática, ya que a fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera". J.G.Posada





Fuentes:
http://redescolar.ilce.edu.mx/   http://www.aguascalientes.gob.mx/   http://www.conaculta.gob.mx/    http://graficainteligente.blogspot.mx/

Texto publicado en la revista Cableguía, Año 7 No.82, Octubre 2012. 

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