LOS BENEFICIOS DE LAS PLANTAS

¿Sufres estrés? ¿Te sientes decaído o sin energía? ¿Estás un un poco deprimido? La vida como la conocemos ahora puede resultar exhaustiva y nuestro estado emocional puede llegar a dañar nuestra salud, algunos médicos recomiendan el ejercicio y la meditación, pero la mayoría no dice cómo se logra una vida más serena.

Para ayudarte un poco en esos problemas anímicos y de productividad, te traemos datos del sitio web Plants and Trees, donde se explican algunos de los beneficios de tener plantas en la casa y la oficina.

Tener plantas no sólo embellece nuestro espacio, además incrementan nuestra productividad y generan beneficios para nuestra salud.

Por otra parte, las plantas representan un medio asequible para decorar espacios. Algunas de ellas son muy bonitas, pero eso sí, hay que cuidarlas para mantenerlas con vida.

EN GENERAL:

81% de las personas afirman que les gustan las plantas.

75% de los hogares tienen al menos una planta en su interior.

Las plantas hacen sentir a las personas más tranquilas, e incrementan el optimismo.

Las plantas generan aire limpio y reducen el estrés; son capaces de limpiar el aire en ambientes cerrados.

Reducen químicos tóxicos del aire y producen oxígeno.

También reducen bacterias en el aire hasta en un 50 y 60 %.

Los pacientes en hospitales que tienen una ventana con vista al jardín se recuperan más rápidamente, que los que no la tienen.

EN LA OFICINA:

Las plantas incrementan la productividad de los empleados en un 10% y 15%, y el tiempo de respuesta hasta en un 12%.

Propician la creatividad, pues al reducir el estrés y la presión sanguínea, hacen que pensemos más y mejor.

Disminuyen la presión arterial. Los empleados que realizan tareas en oficinas con plantas tienen menos presión arterial alta, 5 puntos menos que en oficinas sin plantas.

A pesar de que los problemas laborales no se pueden solucionar sólo colocando plantas en una oficina, consideremos que también generan una vista agradable.

Fuente: http://www.artificialplantsandtrees.com/

Texto publicado en la revista Cableguía, Año 7 No.81, septiembre 2012.