La depresión es una enfermedad muy frecuente. Cerca del 20% de las
mujeres y el 10% de los varones sufrirán un trastorno depresivo en algún
momento de su vida. Se estima que, uno de cada 20
adultos se encuentra afecto de una depresión.
Otro fenómeno cada vez más común es la depresión laboral. En México existen más de 4 millones de trabajadores que han
padecido depresión en su vida laboral.
El
70% de quienes padecen depresión no han sido diagnosticados o no saben que tienen
esta enfermedad, todos tenemos cierto grado de estrés en nuestra vida, sin
embargo, dependerá de la capacidad de cada persona que éste se convierta o no
en un cuadro depresivo e incida negativamente en su círculo laboral o social.
Esta enfermedad emocional actualmente es calificada por Organización Mundial de la Salud (OMS)
como la cuarta con mayor grado de incapacidad en materia laboral, sin embargo
el mismo organismo estima que para el año 2020 será la primera en todo el
planeta.
Durante
muchos años, diversos investigadores han descrito cuáles son las motivaciones
del mexicano en torno a su experiencia laboral y su íntima relación con sus
estados de ánimo. Más del 90% lo califica como fundamental en su vida. En una
escala sobre lo que motiva más al mexicano en su vida adulta, en primer lugar
está la familia, es decir, la pareja, los hijos, sus padres, etcétera, y en
segundo, el trabajo, por encima de la amistad.
Algunos estudiosos concuerdan en sus investigaciones: si el mexicano está
motivado y satisfecho en su empleo, funcionará adecuadamente en sus otros
entornos, como el familiar, el emocional y el amistoso. De lo contrario se
frustrará, lo cual incidirá directamente en sus relaciones con su pareja, hijos
o amigos.
Otros estudios muestran una
relación estrecha con la depresión, el estrés en el trabajo y las enfermedades
crónicas como el infarto, cáncer y enfermedad de Parkinson.
Al realizar un análisis por género se demostró que las mujeres sufren casi
el doble de depresión, comparadas con los hombres, sobre todo en el impacto del
nivel socioeconómico, en términos de ingreso y ocupación, en el que a las
mujeres les deprime más tener carencias que a los varones.
Los trabjadores mexicanos que han pasado por una depresión laboral se han ausentado por lo menos 2 días al
mes, lo que se traduce en un gasto inadecuado a las empresas. La depresión en México provoca pérdidas por más de $9 mil millones
de pesos anuales por ausentismo laboral. Sin embargo aún con este fuerte
impacto económico, la depresión sigue sin ser trascendente en la salud pública.
En México, en ocasiones, puede tardar hasta 14 años en recibirse el
diagnóstico por depresión, según datos del Instituto Nacional de Psiquiatría y
existe una falta de sensibilización de los trabajadores de salud en estos
temas.
La salud mental recibe únicamente el 1.5% del presupuesto de
Salud, cuando la OMS recomienda destinar cuando menos un 10%. Nuestro país se
encuentra en segundo lugar por estigma y desconocimiento de los problemas que
puede causar la salud mental (OMS, 2011).
Algunos cambios que pueden llegar a ser
particularmente evidentes para los compañeros de trabajo o para sus jefes son:
- La lentitud y los errores frecuentes en el trabajo.
- Dificultades en la concentración con olvidos frecuentes.
- Un inadecuado cumplimiento horario.
- Una mayor frecuencia de ausencias injustificadas o de abandono del puesto de trabajo por enfermad.
- Frecuentes discusiones y enfrentamientos con los compañeros de trabajo.
- Incumplimiento de metas.
La depresión puede por tanto tener importantes consecuencias sobre
la capacidad del trabajador para desempeñar su actividad laboral de forma
efectiva.
Aquellos trabajos en los que un empleado se siente con pocas
oportunidades para utilizar sus conocimientos, habilidades o destrezas, o los
trabajos que son repetitivos o rutinarios, parecen particularmente propensos
para dar lugar a insatisfacción laboral y baja autoestima.
Muchas personas con depresión comienzan a sentirse mejor en cuanto
empiezan a hablar sobre sus problemas. Sin embargo, la elección del tratamiento
más adecuado dependerá en gran parte del paciente así como de la naturaleza de
la depresión.
Para
la inmensa mayoría de la gente un trabajo fijo y bien pagado puede ser de gran
beneficio reduciendo el riesgo de depresión y generándoles felicidad. No
resulta por tanto sorprendente que aquellos que se han quedado parados
recientemente o que llevan muchos meses sin trabajo presenten un mayor riesgo
de desarrollar una depresión.
¿Qué
puede hacerse?
Cada empresa o compañía debería considerar el desarrollo de una
política específica de "salud mental". Tal política debería tener
como objetivo el lograr un ambiente laboral dirigido a la prevención de la
depresión y otras enfermedades mentales, así como a su tratamiento precoz y
efectivo.
Como
jefe podrá inyectar un poco de entusiasmo, de motivación y de voluntad a
cada uno de sus trabajadores para tener como resultado una institución fuerte y
con energía, lejos entonces de la depresión.
FUENTES:
http://www.vozprosaludmental.org.mx/
Parte de este texto fue publicado en la revista Cableguía, Año 7 No.78, junio 2012.
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