México es el segundo
país con mayor población obesa y el cuarto con mayor obesidad infantil, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Y aunque pueda
sorprenderte los refrescos están asociados directamente a este problema de
salud pública.
Por si fuera poco, los
mexicanos son quienes consumimos más refresco en el mundo, con un promedio de
consumo de 163 litros al año por persona, según un
estudio de la Universidad de Yale. De acuerdo con la Encuesta Ingreso-Gasto del
Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), las familias
mexicanas destinan entre 7 y 10% de sus ingresos totales a la compra de estos
productos.
Los niños y adolescentes son quines más consumen estas
bebidas, siendo ellos precisamente los más propensos a sus efectos nocivos y
los que más impactos publicitarios reciben de este mercado.
Las enfermedades más comunes que se incrementan
por el consumo diario de refrescos son obesidad, diabetes o hipertensión,
osteoporosis, gastritis, insomnio, caries, problemas renales, alteraciones en
el sistema nervioso, el desarrollo de piedras en los riñones (litiasis renal),
además de infartos del miocardio y derrames cerebrales; indistintamente si la bebida es normal o Light.
El problema, se agrava cuando este consumo se
realiza en detrimento de otras costumbres más sanas como el beber agua, leche,
jugos o batidos naturales.
Refrescos light: Y para quienes creen que bebiendo
refrescos light podrán evitar algunas repercusiones, es importante que sepan que según la AMEDEC (Asociación Mexiacana para la Defensa del Consumidor) hay estudios que señalan
que el consumo de sustitutos de azúcar, o azúcar sintética en grandes
cantidades, provoca daños cerebrales, pérdida de memoria y confusión mental.
La
sustancia que provoca estas afecciones se llama aspartamo y sostienen que podría
contribuir al desarrollo del Alzheimer. Además señalaron que los componentes químicos
del aspartamo tienen otras consecuencias graves por un consumo excesivo, como
daños a la retina y al sistema nervioso.
Buscar la
solución
Según los expertos una de las soluciones
para que la población consuma menos refrescos es elevar los impuestos a las
gaseosas, los jugos azucarados y demás bebidas de alto contenido calórico, para
empezar a cambiar los hábitos de las personas, reducir el consumo, evitar la
obesidad y prevenir miles de muertes y enfermedades
relacionadas al consumo de estos productos.
Un buen ejemplo para apoyar esta decisión es
Dinamarca, país en el que todo producto que tiene más de 2,3% de grasas
saturadas tiene un impuesto, y es el país con menos obesidad del mundo.
Fuentes: http://www.animalpolitico.com/ http://www2.esmas.com/ http://www.clubplaneta.com.mx/ http://www.bbc.co.uk/ http://www.elmundo.es
Parte de este texto publicado en la revista Cableguía, Año 7 No.76, Abril 2012. p.47.
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