Existen
experiencias culturales con las que vivimos hoy en día y que vienen de nuestros
antepasados, es nuestro deber transmitirlas a futuras generaciones para que
puedan disfrutar como nosotros del legados del pasado.
Algunas de las manifestaciones de innumerables grupos y comunidades de todo el mundo, que han recibido de sus antepasados y que transmiten a sus descendientes, son reconocidas por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La comprensión de dicho patrimonio contribuye al diálogo entre culturas y promueve el respeto hacia otros modos de vida. México ha sido reconocido con 7 diferentes expresiones, lo cual es motivo de orgullo para los mexicanos y testimonio de la gran diversidad cultural del país. Al mismo tiempo, el reconocimiento conlleva responsabilidades en cuanto a la generación de conciencia sobre la importancia del patrimonio cultural inmaterial y en cuanto a la implementación de medidas de salvaguardia para su protección.
La Lista Representativa, es establecida por la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, tratado vigente desde 2006 y del que México es parte. Como su nombre lo indica, el objetivo principal de dicha Convención es preservar el patrimonio cultural inmaterial, promoviendo su respeto, sensibilización hacia el tema y el reconocimiento recíproco, así como la cooperación y asistencia internacionales para tal fin.
Algunas de las manifestaciones de innumerables grupos y comunidades de todo el mundo, que han recibido de sus antepasados y que transmiten a sus descendientes, son reconocidas por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La comprensión de dicho patrimonio contribuye al diálogo entre culturas y promueve el respeto hacia otros modos de vida. México ha sido reconocido con 7 diferentes expresiones, lo cual es motivo de orgullo para los mexicanos y testimonio de la gran diversidad cultural del país. Al mismo tiempo, el reconocimiento conlleva responsabilidades en cuanto a la generación de conciencia sobre la importancia del patrimonio cultural inmaterial y en cuanto a la implementación de medidas de salvaguardia para su protección.
La Lista Representativa, es establecida por la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, tratado vigente desde 2006 y del que México es parte. Como su nombre lo indica, el objetivo principal de dicha Convención es preservar el patrimonio cultural inmaterial, promoviendo su respeto, sensibilización hacia el tema y el reconocimiento recíproco, así como la cooperación y asistencia internacionales para tal fin.
LISTA
REPRESENTATIVA DEL PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL DE LA HUMANIDAD
EL MARIACHI, MÚSICA DE CUERDAS, CANTO
Y TROMPETA
El mariachi es una música tradicional y un elemento fundamental de
la cultura del pueblo mexicano. Las letras de las canciones de los mariachis
hablan del amor a la tierra, la ciudad donde se vive, el país natal, la religión,
la naturaleza, las mujeres mexicanas y la pujanza del país. El aprendizaje de oído
es el principal medio de transmisión de la música mariachi tradicional y las
competencias técnicas se transmiten de padres a hijos, y también por intermedio
de los espectáculos organizados con motivo de festividades, ya sean religiosas
o civiles. La música mariachi transmite valores que fomentan el respeto del
patrimonio natural de las regiones mexicanas y de la historia local, tanto en
español como en las diversas lenguas indígenas del oeste del país.
LA COCINA TRADICIONAL MEXICANA,
CULTURA COMUNITARIA, ANCESTRAL Y VIVA - EL PARADIGMA DE MICHOACÁN
La cocina tradicional mexicana es un
modelo cultural completo que comprende actividades agrarias, prácticas
rituales, conocimientos prácticos antiguos, técnicas culinarias y costumbres y
modos de comportamiento comunitarios ancestrales. El arte culinario mexicano es
muy elaborado y está cargado de símbolos: las tortillas y los tamales
consumidos diariamente forman también parte de las ofrendas realizadas el Día
de Muertos. En el Estado de Michoacán y en todo México se pueden encontrar
agrupaciones de cocineras y de otras personas practicantes de las tradiciones
culinarias que se dedican a la mejora de los cultivos y de la cocina
tradicional. Sus conocimientos y técnicas son una expresión de la identidad
comunitaria y permiten fortalecer los vínculos sociales y consolidar el
sentimiento de identidad a nivel nacional, regional y local.
LOS PARACHICOS EN LA FIESTA
TRADICIONAL DE ENERO DE CHIAPA DE CORZO
La tradicional Fiesta Grande de
Chiapa de Corzo tiene lugar del 4 al 23 de enero de cada año en esta localidad
mexicana. La música, la danza, la artesanía, la gastronomía, las ceremonias
religiosas y las diversiones forman parte de esta festividad en honor de
Nuestro Señor de Esquipulas y de dos santos del catolicismo, San Antonio Abad y
San Sebastián, siendo especialmente honrado este último. Las danzas de los
parachicos se consideran una ofrenda colectiva a los santos venerados. La danza
se transmite y se aprende al mismo tiempo que se ejecuta: los niños que
participan en ella imitan los movimientos de los adultos. La técnica de
fabricación de las máscaras se transmite de generación en generación, desde la
tala y el secado de la madera para fabricarlas hasta la ornamentación final,
pasando por el aprendizaje del modo de esculpirlas. Durante la Fiesta Grande,
la danza de los parachicos invade todos los ámbitos de la vida local,
propiciando el respeto mutuo entre las comunidades, los grupos y las personas.
LA PIREKUA, CANTO TRADICIONAL DE LOS
P’URHÉPECHAS
La pirekua es un canto tradicional de
las comunidades indígenas p’urhépechas del Estado de Michoacán, interpretado
por hombres y mujeres. La diversidad de sus estilos resulta de la mezcla de
influencias africanas, europeas y amerindias, y se han observado variaciones
regionales en 30 de las 165 comunidades p’urhépechas existentes. La letra de
las canciones, en la que se recurre con mucha frecuencia al uso de símbolos,
abarca una amplia gama de temas: desde los acontecimientos históricos hasta la
religión, pasando por las ideas sociales y políticas, el amor y los noviazgos.
La pirekua es un instrumento efectivo de diálogo entre las familias y las
comunidades p’urhépechas que la practican, y contribuye al establecimiento y
estrechamiento de vínculos entre ellas. La pirekua se ha venido transmitiendo
tradicionalmente por vía oral, de generación en generación, y no sólo es una
expresión cultural que se mantiene viva actualmente, sino que también
constituye un signo distintivo de identidad y un medio de comunicación para más
cien mil p’urhépechas.
LA CEREMONIA RITUAL DE LOS VOLADORES
La ceremonia ritual de los voladores
es una danza asociada a la fertilidad que ejecutan diversos grupos étnicos de México
y Centroamérica, en particular los totonacos del Estado de Veracruz, situado al
este de México. Su objeto es expresar el respeto profesado hacia la naturaleza
y el universo espiritual, así como la armonía con ambos. Cada variante de la
danza ritual de los voladores representa un medio de hacer revivir el mito del
universo, de modo que esta ceremonia expresa la visión del mundo y los valores
de la comunidad, propicia la comunicación con los dioses e impetra la
prosperidad. Para los ejecutantes de esta danza y todas las personas que
comulgan con la espiritualidad del rito en calidad de espectadores, la
ceremonia de los voladores constituye un motivo para enorgullecerse de su
patrimonio y de su identidad culturales, al mismo tiempo que suscita un
sentimiento de respeto por ambos.
LUGARES DE MEMORIA Y TRADICIONES
VIVAS DE LOS OTOMÍ-CHICHIMECAS DE TOLIMÁN: LA PEÑA DE BERNAL, GUARDIANA DE UN
TERRITORIO SAGRADO
El pueblo otomí-chichimeca, asentado
en la zona semidesértica del Estado de Querétaro, en el centro de México, ha
conservado un conjunto de tradiciones que son testimonio de su relación
excepcional con la topografía y el medio ambiente circundantes. Su entorno
cultural está presidido por el triángulo simbólico que forman la Peña de Bernal
y los cerros del Zamorano y el Frontón. Todos los años, los otomí-chichimecas
se congregan para ir en peregrinación a estas elevaciones sagradas llevando
cruces milagrosas, a fin de impetrar la lluvia y la protección divina, venerar
a sus antepasados y exaltar la identidad y continuidad de su comunidad. El vínculo
entre la cultura espiritual y el espacio físico ejerce una influencia en el
arte de la región –en particular en las imágenes religiosas, las pinturas
murales, las danzas y la música– y las costumbres que encarnan ese vínculo son
componentes esenciales de la identidad cultural de la comunidad.
LAS FIESTAS INDÍGENAS DEDICADAS A LOS
MUERTOS
Con la fiesta del Día de los Muertos,
tal como la practican las comunidades indígenas, se celebra el retorno
transitorio a la tierra de los familiares y seres queridos fallecidos. Esas
fiestas tienen lugar cada año a finales de octubre y principios de noviembre.
Este periodo marca el final del ciclo anual del maíz, que es el cultivo
predominante en el país.
Este encuentro anual entre los
pueblos indígenas y sus ancestros cumple una función social considerable al
afirmar el papel del individuo dentro de la sociedad. También contribuye a
reforzar el estatuto político y social de las comunidades indígenas de México.
Las fiestas indígenas dedicadas a los
muertos están profundamente arraigadas en la vida cultural de los pueblos indígenas
de México. Esta fusión entre ritos religiosos prehispánicos y fiestas católicas
permite el acercamiento de dos universos, el de las creencias indígenas y el de
una visión del mundo introducida por los europeos en el siglo XVI.
Fuentes: www.unesco.org www.jornada.unam.mx www.inah.gob.mx
Parte de este texto fue publicado en la revista Cableguía, Año 7 No. 74, Febrero 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario