Hoy
en día el termino nini nos resulta
familiar a casi todos, entre algunos jóvenes llega a ser objeto de bromas y
burla. Sin embargo es uno de los graves problemas que aquejan a nuestra
sociedad, por ello es importante que atendamos la raíz y consecuencias de este
problema.
Los
ninis
son los jóvenes que ni estudian,
ni trabajan, en su mayoría entre los 15 y 29 años de edad; es muy probable
que conozcas a alguno e, incluso que tú seas uno de ellos.
México
ocupa el tercer lugar con más jóvenes ninis (casi el 40%
en esta situación son mujeres) entre
los 30 países que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Éstos
son 7 millones 226 mil jóvenes que no reciben educación y están desempleados, o
no forman parte de la fuerza laboral; el grupo que está entre los 20 y 24 años de
edad son los que más registran la modalidad sin estudiar ni trabajar.
El resultado de esta alta tasa de desempleo también se debe a la
falta de oportunidades laborales, porque muchos de estos jóvenes estudiaron una
carrera profesional pero no pudieron insertarse en el campo laboral.
La mayor parte de los ninis está en esa condición no
por una decisión autónoma, sino por una realidad impuesta. El fenómeno se
vuelve más preocupante cuando reconocemos que los ninis tienen una tasa de
embarazo adolescente del 27%; menos del 10% se reinserta en el sistema
educativo; y menos del 17% logra obtener un empleo formal entre los 19 y 25 años;
además, son los más susceptibles de ingresar a actividades criminales y a tener
problemas de adicciones.
Otro de los aspectos
preocupantes de este fenómeno en nuestras sociedad es que aquellas personas que
dejan de estudiar o trabajar en un determinado tiempo están en analfabetismo práctico,
es decir que pierden sus competencias y habilidades aprendidas.
Además, este fenómeno
genera un riesgo para el país: el
desempleo crónico. Uno de los principales efectos de tener una reserva tan
grande de personas inactivas es el hecho de que si una persona se mantiene
desempleada por un cierto tiempo y no se redirige hacia la educación, corre el
riesgo de caer en el desempleo crónico, porque las competencias que habrá
adquirido en la educación tiendan a perderse.
A pesar de que es un
segmento muy especial y sensible de la sociedad, en realidad conocemos poco el
fenómeno de los ninis. La solución
evidentemente no es simple, el problema de los jóvenes que ni estudian ni
trabajan debe resolverse con políticas públicas específicas para este segmento
de la población, con apoyo de los diferentes sectores para darles un entorno de
mucha mayor protección.
Texto publicado en la revista Cableguía, Año 6 No. 71, Noviembre 2011.
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