CONTAMINACIÓN DEL AGUA
El agua no sólo es parte esencial de nuestra propia naturaleza física y la de los demás seres vivos, también contribuye al bienestar general en todas las actividades humanas.
Las fuentes de contaminación son resultados indirectos de las actividades domésticas, industriales o agrícolas: las fábricas mandan sus desechos al río y los agricultores contaminan el agua con abonos o insecticidas. El efecto en los ríos se traduce en la desaparición de la vegetación natural y disminuye la cantidad de oxígeno produciendo la muerte de los peces y demás animales acuáticos.
Los contaminantes más frecuentes de las aguas son: materias orgánicas y bacterias, hidrocarburos, desperdicios industriales, productos pesticidas y otros utilizados en la agricultura, productos químicos domésticos y desechos radioactivos.
Uno de los aspectos más graves es que una parte de los derivados del petróleo son arrojados al mar por los barcos o por las industrias ribereñas y son absorbidos por la fauna y flora marinas que los retransmiten a los consumidores de peces, crustáceos, moluscos, algas, etc.
Contaminada, el agua se convierte en un vehículo de agentes infecciosos como hongos, virus, bacterias, protozoarios y helmintos, además de sustancias tóxicas como pesticidas, metales pesados y otros compuestos químicos, orgánicos, que son perjudiciales para la salud.
LA CONTAMINACIÓN DE LOS OCÉANOS
La Organización de las Naciones Unidas ha dado a la contaminación marina la siguiente definición: "es la introducción por el hombre en el medio marino, de sustancias o energías que puedan ocasionar consecuencias nefastas, tales como daño a los recursos biológicos y por consiguiente a la salud humana, trabas a las actividades marítimas, incluyendo la pesca, disminución en la calidad del agua del mar desde el punto de vista de su utilización, y reducción de las posibilidades ofrecidas para el descanso."
El aumento de la población; la falta de una legislación global estricta y clara que persiga y castigue a las empresas infractoras; el número creciente de países industrializados; la polución de los ríos; los vertidos de los barcos; las aguas fecales; los millones y millones de toneladas de plásticos que lanzamos despreocupadamente a los mares y que acaban con la vida de un sinfín de animales; o el uso y abuso de pesticidas, DDTs, dioxinas y metales pesados, son todas ellas causas de primer orden que explican el paulatino deterioro de las condiciones en los océanos.
Otros factores que contribuyen a la contaminación de los mares: más de la mitad de la población mundial vive junto o cerca del mar y la especie humana siempre se ha servido, sin miramientos, de sus recursos: peces, sal, algas, petróleo o gas natural; las aguas próximas es donde se desarrollan más de la mitad de las actividades pesqueras de todo el mundo; el crecimiento poblacional en esos lugares y la industria turística, sin una sólida educación ambiental, pone en riesgo la vida de las plantas, animales y organismos del océano.
Otro de los peligros que acecha a los océanos es la pesca descontrolada y masiva. Según estimaciones científicas de Greenpeace, al menos el 20% de las especies de peces conocidas en el mundo están en peligro de extinción.
Además, aproximadamente un tercio de la contaminación que llega a los mares empieza siendo contaminación atmosférica pero después acaba cayendo a los océanos. En los fondos oceánicos hay, en este momento, decenas de miles de barriles con substancias como plutonio, cesio o mercurio, resultado de décadas de uso del océano como vertedero para grandes cantidades de desechos.
ISLA DE BASURA
Uno de los ejemplos más claros de las consecuencias de los vertidos incontrolados en los océanos sobre los ecosistemas marinos lo descubrió casualmente el oceanógrafo estadounidense Charles Moore en 1997 mientras se encontraba inmerso en una expedición científica entre Los Ángeles y Hawai.
En el transcurso del viaje, localizó una gran mancha de basura que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. Tras estudiarla, advirtió que sus dimensiones eran colosales. Actualmente se calcula que es 2 veces más grande que la extensión de Texas y, lo que es peor, continúa creciendo a un ritmo muy rápido. Según los expertos, mientras no se pare el nivel indiscriminado de consumo de los derivados del petróleo esta mancha, en vez de disminuir, seguirá creciendo.
MAR DE PLÁSTICOS
A lo largo del último medio siglo, una porción cada vez mayor de lo que comemos, bebemos o utilizamos viene en envases de plástico. Todos los años desechamos miles de millones de bolsas de plástico y botellas y gran parte de esta basura termina contaminando el medio ambiente y, cada vez más, siendo arrastrados hacia el mar.
Al año se arrojan al mar, unos 6,4 millones de toneladas de basura, entre el 60 y el 80% son plásticos. Estos plásticos – unos 13,000 pedazos por Km2, según el programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) - son trampas mortales para la fauna que habita los mares. Los plásticos que terminan el océano están cambiando la cadena natural de las especies marinas convirtiendo el océano en un gigantesco vertedero.
Hay biólogos marinos que han encontrado tortugas atragantadas con bolsas de plástico, tiburones con el estómago lleno de botellas o pájaros intoxicados, como el albatros. Así se podría seguir hasta llegar a las 267 especies afectadas. Estos elementos químicos derivados del petróleo –moléculas bifeniles policlorados- contaminan las aguas, a los animales y a su flora, pero también llegan al ser humano en la lógica de la cadena alimenticia.
Concientizar a través de campañas, usar vidrio, disminuir al máximo el uso innecesario de bolsas de plástico y recuperar el uso de las bolsas de tela, son algunas propuestas de los colectivos más sensibles con este problema. Para ello, empresas y gobiernos tendrían que poner de su parte e incentivar a aquellos que se involucren en la reducción del consumo de plásticos. Hay fórmulas, pero también falta de voluntad y de educación ecológica.
LA TRAGEDIA DE JAPÓN AL OCÉANO
Como consecuencia del tsunami del pasado 11 de marzo de 2011, The Telegraph publicó imágenes de escombros navegando por el Océano Pacífico, algunos formando islas que han afectados las rutas marítimas de los barcos.
Hasta ahora, se han localizado dos islas formadas de escombros arastradas por las corrientes marinas hacia la costa oeste de EEUU. La Marina Norteamericna, obsesionada por los datos y las predicciones, señaló que de no desintegrarse estos escombros llegaría a Hawai en menos de dos años y a EEUU en tres.
Además, en el mes de abril autorizaron verter al Océano Pacífico hasta 11 mil 500 toneladas de agua contaminada de la Central Nuclear Fukushima, la cual dice no afectaría a la población, pero sí a la flora y fauna que vive en el mar.
Además, en el mes de abril autorizaron verter al Océano Pacífico hasta 11 mil 500 toneladas de agua contaminada de la Central Nuclear Fukushima, la cual dice no afectaría a la población, pero sí a la flora y fauna que vive en el mar.
PLAYAS MEXICANAS
En México, la contaminación de playas y océanos tiene diversas fuentes; pero cabe decir que la principal causa son las actividades humanas como la carencia de servicios como limpia y alcantarillado, plantas de tratamiento para aguas residuales, el turismo y la industria.
Algunas playas en Veracruz, Guerrero, Jalisco, Sinaloa y Baja California, se han detectado contaminantes de metales pesados, petróleo, pesticidas y coliformes fecales, entre otros. Diversos estudios revelan la grave contaminación que sufren las playas mexicanas del Golfo de México y el Océano Pacífico, por los constantes derrames de aguas negras a los ríos que desembocan en el mar, lo que las convierte en una amenaza grave y real, tanto para la fauna marina como para los seres humanos.
Es necesario y urgente la existencia de un sistema de certificación que permita garantizar con base en criterios de índole internacional, una adecuada calidad de las playas y con ello asegurar la conservación de nuestros recursos naturales.
DÍA INTERNACIONAL DE LOS OCÉANOS
Los océanos cubren casi tres cuartas partes de la superficie de la tierra, contienen las nueve décimas partes de los recursos de agua y más del 97% de los seres vivos del planeta.
Los océanos son parte esencial de nuestra biosfera: influyen en nuestro clima y afectan a nuestra salud y nuestro bienestar. De hecho, sin los océanos la vida no existiría en nuestro planeta.
En el año 1994 la comunidad internacional dio un paso muy importante para la protección de los océanos al haber entrado en vigor la Convención de las Naciones Unidas sobre La Ley para los Océanos. Una de las principales tareas de este día es la campaña en favor de la flora y la fauna marinas, como la preservación del atún, el tiburón, el pez espada y las poblaciones de merlín.
Pero, ¿cuál es la importancia de los océanos? Constituyen una fuente de infinitos recursos: alimentos, energía, agua, hidrocarburos y recursos minerales. Además de los recursos provistos por el océano, el mar, en interacción con la atmósfera, la litosfera y la biosfera, favorecen las condiciones que propician las distintas formas de vida en el planeta.
Los océanos son fuente primaria de alimento para más de tres mil millones y medio de personas. Además, son un recurso económico vital que proporciona sus medios de vida a millones de personas en todo el mundo.
Aproximadamente el 90% del comercio internacional se transporta por mar. Más del 29 por ciento de la producción mundial del petróleo viene de los océanos. El turismo de playa y los cruceros son una importante fuente de ingresos para muchos países, especialmente los pequeños estados insulares en desarrollo. Cada año se capturan en todo el mundo casi 130 millones de toneladas de pescado, con un valor aproximado de 60 mil millones de dólares, y el sector pesquero y la acuicultura por sí solos dan trabajo a 150 millones de personas.
Aproximadamente el 90% del comercio internacional se transporta por mar. Más del 29 por ciento de la producción mundial del petróleo viene de los océanos. El turismo de playa y los cruceros son una importante fuente de ingresos para muchos países, especialmente los pequeños estados insulares en desarrollo. Cada año se capturan en todo el mundo casi 130 millones de toneladas de pescado, con un valor aproximado de 60 mil millones de dólares, y el sector pesquero y la acuicultura por sí solos dan trabajo a 150 millones de personas.
Desafortunadamente, por mucho tiempo la sociedad ha considerado al océano invulnerable. Sin embargo, la realidad es otra, pues hace sólo 50 años el Océano era todavía en gran parte un espacio natural virgen y hoy en día la sobrepesca y la contaminación son una amenaza para su salud, en particular de las zonas costeras, que son las más productivas del medio marino.
Los hechos dicen más que mil palabras, este es sólo un dato de los miles casos aterradores: Cerca de 150 ballenas, delfines y marsopas mueren diariamente en todo el mundo a causa de los enredos con los aparejos de pesca. Un promedio anual de 54.759 animales.
¿Estamos a tiempo de revertir la situación actual de las cosas?
No es un camino fácil ni rápido, la población sigue creciendo y es necesario apostar por las políticas, las prácticas y las actitudes ecológicas. Un objetivo que precisa de un cambio de mentalidad generalizada.
La contaminación ha llevado a diferentes naciones del mundo a diseñar e implementar proyectos con el fin de conservar los hábitats marinos y costeros. Por ejemplo, en muchos países —principalmente desarrollados—, por norma, se han dejado de arrojar deshechos tóxicos al mar; se han creado reservas para las especies en peligro de extinción, además de que se trabaja por sensibilizar a las personas en torno a la importancia de la vida en los mares que es responsabilidad de nosotros, los habitantes del planeta.
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