1.8.11

ANTIOXIDANTES: LA FUENTE DE LA JUVENTUD


Los médicos recomiendan una buena alimentación, variada y sana, para que nuestro cuerpo cuente con las defensas necesarias a fin de afrontar cualquier agresión externa y enfermedades. Por ello, elegir los alimentos que vamos a consumir se vuelve una tarea fundamental a la hora de cuidar nuestra salud.
Los antioxidantes son las armas de que dispone nuestro organismo para reforzar el sistema inmunológico y luchar contra los radicales libres*, considerados como enemigos de nuestra salud y responsables del envejecimiento de nuestras células, ya que disminuyen las defensas, producen daño celular con la posibilidad de producir cáncer, arteriosclerosis y determinadas patologías cardiovasculares.
Sin embargo, es pertinente mencionar que los radicales libres también juegan un papel importante en los mecanismos inmunitarios, porque permiten luchar contra bacterias y virus. Además, intervienen en los procesos de producción de energía.
Entonces, a pesar de que los radicales libres son necesarios para el organismo, a veces nos exponemos a determinados factores que hacen que se dé una superproducción difícil de asumir por el cuerpo.  
La protección que debemos tener para evitar el aumento de los radicales libres en nuestro organismo es el consumo de antioxidantes naturales, estos retrasan el proceso de envejecimiento combatiendo la degeneración y muerte de las células que provocan los radicales libres.
Incorporar los alimentos antioxidantes en forma diaria nos ayudará a mejorar nuestra calidad de vida, ya que las propiedades y beneficios de las sustancias antioxidantes previenen enfermedades degenerativas y aumentan la expectativa de vida.
Una dieta rica en antioxidantes incluye las vitaminas A, E y C, el Selenio, el Zinc, entre otros nutrientes. Los mejores alimentos naturales antioxidantes con enzimas potentes para nuestra salud son: aguacate, nueces, maíz, aceites vegetales, germen de trigo, cereales, ajo, fresas, frambuesa, arándanos, uva, cerezas, kiwis, ciruelas, pimientos, chiles, zanahorias, tomates, naranjas, papayas, lechuga, té verde, té rojo, cacao, levadura de cerveza, cangrejo, ostras, carne, cebolla, pescado, sardinas, naranjas, coles, calabaza, mostaza, berros, lentejas, garbanzos, cacahuetes, cebolla roja, manzanas, maíz, espinacas, piña, alfalfa germinada, pomelo, limón, aceites de oliva, maíz, girasol, soya o soja, vino tinto, y otros. 

Antioxidantes y cáncer

Muchas investigaciones ponen énfasis en llevar dietas adecuadas que sean aliados activos contra el cáncer. Estas dietas parten de enzimas y sustancias antioxidantes de determinados alimentos.


PROPIEDADES DE LOS ANTIOXIDANTES CONTRA LOS RADICALES LIBRES
  • Evitan la formación de trombos, previniendo de esta forma un accidente cerebro vascular, trombosis venosa profunda, etc.
  • Evitan la agregación plaquetaria, previa a la formación de ateromas, placas que se depositan y pegan en las paredes arteriales, reduciendo el calibre de los vasos sanguíneos.
  • Inhiben la oxidación de las moléculas de colesterol malo, evitando que éstas se depositen sobre las paredes arteriales.
  • Mejoran el metabolismo celular.
  • Mejoran y refuerzan las defensas, evitando la agresión viral o bacteriana sobre el sistema cardíaco.


* LOS RADICALES LIBRES
Son átomos o grupos de átomos que tienen un electrón (e-) desapareado en capacidad de aparearse. Estos radicales recorren nuestro organismo intentando robar un electrón de las moléculas estables, con el fin de alcanzar su estabilidad electroquímica. 
Una vez que el radical libre ha conseguido robar el electrón que necesita para aparear su electrón libre, la molécula estable que se lo cede se convierte a su vez en un radical libre, por quedar con un electrón desapareado, iniciándose así una verdadera reacción en cadena que destruye nuestras células.
Los radicales libres son producidos mayormente por contaminantes externos que penetran en nuestro organismo productos de la contaminación atmosférica, el humo del cigarrillo, etc. 
Además, el consumo de aceites vegetales hidrogenados tales como la margarina y el consumo de ácidos grasos como los de las grasas de la carne y de la leche también contribuyen al aumento de los radicales libres.

Parte de este texto fue publicado en la revista Cableguía, Año 6 No.66, Junio 2011.

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